Quiero empezar por el principio, por tu llegada. Cuenta la leyenda, aka la mamama, que llegaste después de muchas horas de parto, porque tu mami se empecinó en que fuera parto natural a pesar de que no eras ningún bebe chiquitito, casi casi 4 kilos que no es poca cosa, hasta que llegaste. Cuenta la leyenda también (sí, la mamama otra vez) que cuando naciste grité cual desquiciada “ya nació, ya nació” y que era la más feliz de toda la clínica. Cuenta la leyenda que no esto me resultaba nada fácil por los dolores de cabeza que ya sabes. Un 1ro de Octubre llegabas tu y un 07 de Octubre me operaban a mi. No fue fácil para la familia que se la pasó haciendo visitas médicas y que todo ese mes prácticamente se abonaron en la clínica. Como ya sabes bebé, yo no me acuerdo nada de eso.

Lo que sí me acuerdo cielito mío es que un día ya en mi habitación, mi hermana entra cargando una silla de bebes, y en esa silla estabas tu. Grande fue mi patatus/surmenage cuando comprobé lo que mi mami me decía, que ya habías nacido, cuando mi cerebro juraba por todos los santos que todavía estabas en la panza de tu mami. Eras chiquitito chiquitito, pero eso sí, hermosamente hermoso. Y no, no voy a dejar que me digan que mi amor de tía era el que me hacía verte tan bello, cualquiera con dos dedos de frente lo podía ver y mi imparcialidad es absoluta. Pero créeme, eras tan bello como sólo tu podías ser.

Confieso que ese es el único recuerdo que tengo de esa etapa. De ahí, mi engañoso cerebro me lleva a un mes después, cuando me dan de alta y finalmente regreso a casa. Tu en esa época vivías acá, con nosotros, y paquetito mío, desde ese momento mi amor por tí se dedicó a crecer, y crecer y crecer, hasta convertirse en un enamoramiento agudo. Como era natural supongo yo, a mi mami y a tu mami se les desfiguraba la cara cada vez que yo te quería cargar, se les ponía la cara igualito a la primera vez en que te hice chupar limón, con los ojos chinitos y la boca torcida. No las culpo, mi balance y mi equilibrio eran de dudoso estado y tu te me podías caer en cualquier momento, pero no, nunca te me caíste, jamás…solo la vez que quise bajar las escaleras con tacos y tu en mis brazos y se me torció el tobillo y me caí, pero mis reflejos son tan tremendos que atiné a cojerme de la baranda con una mano y sujetarte con la otra, tenías a penas 3 meses y nada pasó, pero desde ahí la mamama se hacía un 8 antes de que te cargue, pero siempre me salía con la mía!.

Como rauda y velóz que soy, rapidito aprendí a bañarte, a cambiarte los pañales, a darte de comer, a hacerte domir y hasta logré con excelentes resultados que botaras chanchitos. Soy un éxito!. Pero no, el éxito mi vida eres tu, que llegaste para traer alegría a esta familia, para enseñarnos como agrandar nuestros corazones de manera desmezurada, que marcaste un antes y un después…y es que yo no sé que era de mi vida antes que llegaras tu, no me explico en qué recórcholis pensaba?, qué tenía en la cabeza? Cuando es tan maravilloso levantarme y saber cómo pasate la noche, si comiste toda tu comida, si aprendiste algo nuevo, una nueva palabra o algún nuevo juego, si te divertiste…si te compro esto o que lindo se te vería con lo otro.

El mundo giró entorno a ti. No sólo porque somos una familia que anda más pegada que chicle globo, si no porque desde que eras un piojo loco pasabas algunas noches en casa de la bisabuela, aka Mamalice, y cuando te mudaste dormías acá al menos dos veces por semana. Siempre fuiste el bebe de todos. Y esto cielito lindo me lleva a otro tema. Por primera vez, tu mami va a pasar más de 72 horas seguidas contigo, sin dejarte un rato acá ni llevándote allá. Por primera vez ella va a estar contigo 24/7 y sé que no va a ser facil, ni para ti ni para ella, pero hay que tener paciencia, ya? No existe ningún manual para ser mami ni manual para ser hijo, eso se aprende en el camino, así que vas aprender de ella poco a poco, así como ella va a aprender de ti.

Hoy, bebé, me desperté y no estabas ahí para meterte a mi cama y escondernos de la mamama, para ver a Mickey Mouse ni para lavarte los dientes. No tienes una idea de lo duro que fue, no tienes idea. Sé que los días van a pasar y que me voy a acostumbrar, así como tu te vas a acostumbrar a tu nueva vida, y eso duele. Sé que tu vas a estar bien, claro que sí, estás al lado de tus papis y así es como debe ser. Yo, por mi lado, tengo una infinidad de cosas por hacer y ser que voy a estar más ocupada que 20, los días van a pasar tan rápido como siempre, lo que quiere decir que cuando menos nos demos cuenta, van a ser días, semanas y meses antes de que nos volvamos a ver y eso me mata, porque no tengo ni idea de cuando te voy a volver ver.

Pase el tiempo que pase, va a ser el tiempo que tiene que pasar. Soy fiel creyente de eso que dice que las cosas pasan por algo, y yo voy a confiar en que el tiempo me de las respuesta. Perdóname por todos estos egoísmos bebé, perdóname, pero si no me desahogo acá, dónde??? Yo te amo con el alma y siento que contigo, se fue la mitad de mi corazón…y es que te amo con el alma.

Cuidate mucho, ya? Cuida a tus papis y manda pronto de regreso a la mamama que también se le extraña. Dios quiera que prontito te vuelva ver.

Publicado por Serendipity a las 20:48 |