Desigual es esta marca que nunca llegué a entender en cuanto a diseño pero cuya propuesta de estilo de vida me parece muy alegre y divertida y esta vez, hizo gala de su frescura.

Las puestas en escena en la pasarela, es decir, el hacer que las modelos hagan algo más que solo caminar, es algo ya bastante común en los FW. Desigual apostó por una onda medio Grease para el cierre, esa cuadro de todos caminando abrazados y bailando como buenos amigos, la sala completa estallaba en risas. Los modelos -todos- tenían esta onda cincuentera medio funky y súper divertida, trasmitían alegría lo que iba perfectamente de la mano con los mil colores que cargaban encima. Prints sobre prints, la marca estadounidense abrió con una propuesta a blanco y negro con los patrones tan propio de ellos, para luego dar paso a la alegría de la vida. Verde, amarillo, naranja, rojo y azul se iban entrelazando para dar vida a una colección viva, que hablaba por sí sola. Era como si quisieras saltar en la pasarela y divertirte con ellos. Vibrante.

Minivestidos, maxivestidos, abrigos largos, gafas gigantes, el desfile era una fiesta, una fiesta a la vida. Las siluetas iban variando pero siempre manteniendo el acento en la cintura, incluso en el midriff. Y las pamelas… increíbles, añadían el toque de diva glamorosa, completamente necesarias.

Y para terminar… Joan Rivers a la salida del desfile!! Estaba por ahí entrevistando gente, un loco!