Ya lo decía mi madre y bien que yo lo aprendí: Pruébate las cosas. El tema es que nunca o casi nunca en realidad lo pongo en práctica. Dizque que ya conozco mi cuerpo, dizque ya conozco las marcas que me gustan, que ya se sus cortes y sus tallas, lo que me favorece y lo que no así que para qué probarme, ha sido esta más o menos la historia de mi vida. Una contradicción total a lo que yo misma les digo siempre en este su amable blog, antes de comprar algo, pruébatelo. La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, lalalalala.

Pues el día que fui al showroom de Disruption aprendí varias lecciones que hoy quiero compartir contigo y a ver, Dios quiera que sepa ordenar mis ideas. Siempre fui una chica de bikini triángulo. Con algunas variantes como el halter (especialmente los dos últimos años que entre el embarazo y la lactancia se necesitaba mucha tela y un buen corte para levantar-las), alguna otra variante del triángulo arriba pero nunca me animé por los modelos tipo sostén y mucho menos por los rellenos. ¿Los puedo sacar, no? Era mi constante porque me estorbaban, me parecían incómodos y lo cierto es que no lo necesitaba. Un bebé después, la historia es otra.

Además, siempre fui una chica de bikini negro, de rojos y amante especial del bikini blanco. Y como que siempre recurría a lo mismo, era mi zona de comfort, los colores con los que me sentía cómoda y demás parámetros mentales para no atrevernos a probar algo diferente.

Ante la insistencia de Mariella, Directora Creativa de Disruption -a la que le digo gracias, sinceramente GRACIAS por la patadita en el trasero que me dio- después de mucho pruébate, pero pruébate, pero pruéeeeeeeeeebate accedí a probarme un bikini que no sólo tenia relleno, si no que además era neón. Sí, ya se que les cuento siempre de la tendencia y que si el neón ha estado y está de moda y qué se yo, pero no me animaba…no veía para qué. Y ya lo veo. Y es que Diossss, qué lindo queda este amarillo neón mejor llamado siempre color resaltador Faber Castell, qué mejor forma de resaltar el color de una piel bronceada (porque a estas alturas del verano puedo decir orgullosa que estoy bien bronceada) que con estos colores que pasan por el amarillo, fucsia y naranja y corales encendidos. Que el siempre buen bikini blanco es regio para verte más negrita, pues sí, pero el neón es ooootra historia. Prueba.

Y estaba además el hecho de que era triángulo, un triángulo AMPLIO con tiras gruesas como para levantar lo que la lactancia nos dejó. Que no es que sea poco pero es diferente. Una vez enamorada de la parte de arriba (forma, check, color, love it) había que elegir el calzón. Que como comprenderás, al ser hincha de los bikini triángulo prefiero los que tienen tiritas a los lados y los demás modelos me parecía pues, calzones. Pero me probé este (parte del plan de convencimiento de Mari) y vi que, si bien es medio gruesito de los lados, tiene esas tiras ajustables para que adaptes al calzón en cuestión de tal modo que, al rollito le digas no. Porque con rollo o sin rollo, las tiras delgadas siempre dejan algo de muffin arriba y a estas alturas de la vida, no los necesito. Y para disfrutar de un día de playa con Valentina un modelo más grueso me viene mejor.

Dicho esto, no sólo salí con el trikini que te mostré antes si no que este bikini también vive hoy feliz, en mi clóset.

(Despertar tempranito tempranito tempranito como lo hace mi gorda bella que es antes de las 6am por lo general, y tener una piscina a dónde ir, y que ella juegue desde tempranito y deje a mami trabajar -al lado de la piscina- no tiene precio). (Esto es parte de mi terapia, qué rico es por Dios meterte a la piscina tan temprano, no había casi nadie y pude tenerla para mi)

Espero que les guste!

(o sea, con el señor atrás trabajando saca tu línea de que tan temprano era) (y el agua estaba tibia )

Feliz fin de semana para todos!