
La semana de Alta Costura Otoño Invierno 2014 culminó y con ella, varias reflexiones las que nos dejó, y es que me puse poética o qué, solo síganme y trataré de explicarme mejor.
Esta vez, Paris se vistió de colecciones que a ojo de buen cubero, enfocan sus esfuerzos en la juventud, como quien quiere captar un público nuevo o al menos, con menos canas. Vestir a las celebridades en las alfombras rojas o festivales como Cannes no es todo para esta industria que vive también subvencionada por las jugosas billeteras de algunas señoras de, princesas y millonarias, que en este mundo hay más millonarios de lo que uno quiere imaginar. Pues ahora es turno de vestir a las hijas como
En algunas casas, probablemente las más comerciales, los vestidos magníficos le han ido dando lugar a los sastres, a los pantalones, shorts y abrigos.
Algunas, como la de Elie Saab, se mantienen haciendo lo mejor que saben hacer y sin mayor sorpresa ni novedad, temporada tras temporada presentan vestidos maravillosos. Lo que honestamente debería preocuparnos, ya que varios de nuestros talentos locales toman a Saab como inspiración para sus trabajos, es que si Elie Saab no evoluciona en sus colecciones con ideas innovadoras, pues nuestros desfiles Lifweekeros tampoco lo harán. Claro está, la casa libanesa reafirma en sus técnicas impresionantes el trabajo manual y todo el arte que son capaces de crear. Y es natural, Elie Saab viste a reinas de Jordania y princesas modernistas, y ellas saben lo que quieren, que es deslumbrar por bellas y elegantes más no necesariamente por fashionistas de punta en países aún conservadores. Lo que nos deja un primera lección que es conocer tu mercado, a quién le vendes y qué quiere.
Se ve que además, elementos como las argollas, los cierres, los escotes en las piernas y otros recursos más caen a pelo para reformar el concepto evolutivo hacia una masa joven por parte de los diseñadores. Es muy interesante ver este proceso. Por un lado tenemos por ejemplo a Raf Simons quien dos temporadas atrás, en su primera entrega de Alta Costura para Christian Dior (que en realidad su primera colección de Alta Moda jamás hecha en su vida), dejó a todos con una sensación de qué diablos está pasando. De pronto, Dior era minimalista y austero, demasiado nuevo para los amantes del Dior más tradicional, aquel que cosechamos entre Yves Saint Lauren y John Galliano y poco tenían que hacer con lo que vimos esa vez.
Hoy, Simons muestra una evolución interna dentro de la casa, se dejó poseer por el mismísimo Monsieur Dior allá en en 1947 y mostró un despliegue del New Look, de la famosa Bar Jacket, y reinventó el Peplum, todo con ese sello perfeccionista y moderno que quiere vestir, no a las musas del olimpo, si no a jóvenes millonarias, claro está, que viven en este mundo urbano y que de alguna forma pueden ir a la oficina con un sastre de Alta Costura. Un mundo que tan solo puedo imaginar.
Giambattista Valli con sus rayas vestidas en trajes de pijama y faldas a todo volumen transmitían un aire más veraniego que invernal, y es que la situación en el mundo tampoco permite que una casa centre sus esfuerzos en una sola estación cuando podemos alcanzar un público más amplio si dejamos de lado el exceso de pieles, que estuvieron claro que sí, pero a menor escala. Giambattista Valli me enamoró con esos vestidos blancos de silueta tan marcada de reloj de arena y bordados a mano, pero el final, el de la amplia falda de tul que a modo de plumas bailaba sobre la pasarela se acompañó de una camisa blanca, dándole sentido a eso de sacar a tus modelos con pañuelos en la cabeza, que si no vas a pasar al lado obvio de las princesas de cuento, viste a tu cliente como quiere vestir, más aún, que vean en las modelos cómo es que ellas quieren verse en realidad, regias con un lazo de picaronera en la frente que nunca podré dominar y que tampoco se si podré llevar, pero en mi mente, así me quiero ver.
Armani es otro que reforzó en esta colección sus talentos haciendo lo que mejor sabe hacer, sastrería, pero no sin darle un giro fresco llevando shorts a la pasarela.
Mientras que Chanel, de la mano de Karl Lagerfeld mostró una vez más su talento reinterpretativo poniendo en bandeja en tradicional tweed que Coco importalizó pero llevándolo a una estética ta fresca, que no me extrañaría que chicas en sus quince quieran vestirlo. Algo de punk en el peinado, mucho blanco inmaculado complementado por pedrería y majestuosos bordados dorados. Mucho gris, algo de pasteles y un color ladrillo también, todo trabajado con materiales innoveors y técnicas diferentes.
La novia Chanel, embarazada de 7 meses en pasarela fue de los mejores momentos, de los más sublimes vestidos. Por mi madre que es uno de los vestidos de novia más HERMOSOS que he visto en mi vida, y la capa bordada, ¡LA CAPA!
Entre lo mejor de lo mejor que me deja esta Semana de la Moda, y esto es tan solo para cerrar con estas dos casas de las que hablamos, es la nueva era digital en la que vivimos, que nos permite acercarnos como nunca antes a este mundo tan difícil de acceder. No se pierdan estos dos videos.
Vuelvo con más.
gracias por esta clase de posts vane!!
chanel y giambattista valli son favoritos , que teeelas! que diseños , precioosos
LOS ZAPATOS!!!
Excelente post Vane