El segundo día del LifWeek empezó con un bloque de tres diseñadores: Fátima Arrieta, Evolèt y Ani Alvarez Calderón, todos muy distintos y con propuestas para públicos diversos.

Todo empezó con Fatima Arrieta, en quién confieso había puesto mucha esperanza. Su anterior aparición en el LifWeek Otoño Invierno 2014 estuvo buenísima, poniéndose una vara más alta de lo que tal vez se podía manejar.

Inspirada en Chincha y con los Hermanos Ballumbrosio como show de fondo haciendo que toda la pasarela vibre (y la audiencia también), la colección Primavera Verano de Fatima Arrieta contó con varios elementos novedosos en su diseño que provocaron más de una sonrisa.

Ese body de encaje ivory con volados al frente y espalda desnuda conversaba maravillosamente con una blusa transparente con aplicaciones de hojas y volados en los hombros, hermosas propuestas sin duda. Otro interesante look fue el de la blusa de gasa rojo con marrón oscuro que con esos volados y espalda quedaba de lujo al completarlos con unos mini shorts de encaje, armando un interesante juego de texturas que brillaban contra la morena piel de la modelo.

Sentí que con esos volados hermosos se podía hablar de una colección homogénea, que ese elemento pudo haber unido todo lo que la diseñadora quiso mostrar, en vez de usar ese pasado de moda cinturón marrón que mira, en un look pasaba, en dos también, hasta en una tercera aparición podía haberlo digerido pero usarlo en ca-da-sa-li-da fue absolutamente innecesario, no aportaba nada, al contrario.

Y es que en pleno 2014 no es dable pues que un diseñador siga sacando vestidos de cocktail de encaje negro con fondo nude, o un corsé negro de encanje con el mismo fondo nude y faldita de volados, recursos que mira, los veías regios a inicios del 2000 pero que 14 años después se sienten obsoletos y son esos los que hacen que la puesta en escena, la colección en pleno no termine de despegar. Ojo, no me refiero al uso de elementos característicos en el trabajo de un diseñador, es como decir que Carolina Herrera no siga sacando camisas blancas, si no a la capacidad de salir de su zona de comfort y entregar una colección plena, nueva y memorable.

Creo que tanto la edición, el styling y la elección de algunas telas no jugaron a favor de una colección que tenía material para hacerla potente.

Creo que a estas alturas y con la situación actual de la industria, los diseñadores están en la obligación de entregar un 150%, porque ni su 100% es ahora suficiente.

El siguiente bloque vino con Evolèt, de Jercy Gutiérrez, una marca que nace en Francia en un afán de democratizar la moda y que esta vez se presentó en el LifWeek, con la intención creo yo, de ser ese puente entre la colección de un retailer como Basement y las complejidades que ofrece un diseñador como se puede ser Noe Bernacelli -que esta vez de decantó por el Ready to Wear pero eso lo vemos en un siguiente post-.

La colección fue fresca, con mucho color y siluetas ligeras. El midrif estuvo a la orden del día y morí de amor por un vestido corte medio fifties estampado en verde con notas de amarillos, rojos y rosas. Un short de cintura alta estuvo llamándome toda la noche y el mix de prints estuvo magnificamente pensado. Por otro lado, el uso de mucha maxi falda hizo que tal vez la colección de mujer sienta un poco pesada en comparación con los estampados y la frescura de la propuesta masculina.

Nuevamente, creo que faltó editar para que la colección hable un mismo idioma. Habían elementos retros, mucho blanco y estampados geniales, referencia a los 70′s en ambas propuestas, la de chicos y la chicas pero sobraron algunos looks que particularmente los guardaría para algo más otoñal.

Finalmente, Ani Alvarez Calderón, inspirada en la muestra “Alta Costura” de Mario Testino. He aquí el punto de quiebre, cuando ves una colección donde el trabajo, la chamba, las ganas y el empuje se ven salida tras salida. Esta vez, la diseñadora me sorprendió con una colección de donde podría sacar más de una, como unas cinco ó seis, Ok, talvez unas siete piezas para mi clóset. Las referencias estaban claras. Valentino, Dolce & Gabbana, los colores y diseños de YSL cuando tomó al artista Mondrian como referencia e incluso me atrevería a decir que algo de Isabel Marant paseaba por la pasarela (flecos, qué te puedo decir), todas sus referencias inteligentemente adaptadas al estilo de la diseñadora.

Fue el vestido halter rojo, o las chaquetas de cuentas en colores, las carteras o los zapatos, no lo sé, pero esta colección mostró claramente no sólo otro presupuesto en su ejecución -debemos de ser honestos-, si no que mostró mucho trabajo e innovación, una reinvención a sus colecciones anteriores sin perder quién es ella. Sin duda, una favorita.

Fueron varios los diseñadores que tomaron al Perú como punto de partida para mostrarse en este LifWeek Primavera Verano 2015, punto que es comprensible si tenemos en cuenta que como Semana de La Moda e incluso como industria, estamos aún en pañales (y a puertas de un retroceso, creo yo). Creo que el problema de nuestras pasarelas no pasa por en quién se inspiren, si no en cómo lo interpreten. Saber coser es una cosa, saber armar una colección, es otra.

Editar cada colección es fundamental. Ojo, eso no tiene que ser una virtud del diseñador, él aporta aporta y aporta pero está en su equipo humano la obligación de decirle sí, no, quita y pon. Siempre, pero siempre recuerdo esa escena en The September Issue cuando Anna Wintour se reúne con el talentosísimo Oscar de la Renta, que en paz descanse, un diseñador con una trayectoria única e inigualable y sin embargo, ahí la vez a ella diciéndole “aún te falta editar, no?”.