
Hace unas pocas semanas tuve la grandísima suerte de conocer y entrevistar al diseñador español Adolfo Dominguez. La verdad, es que no sabía bien qué esperar, mejor dicho, a quién esperar porque si bien había leído sobre él tratando de prepararme lo más posible para una conversación, creo que pocas cosas me hubieran preparado para encontrarme con la persona sensible, culta y sencilla que es.
Me la pasé medio embobada escuchando atentamente cómo en voz bajita me hablaba sobre su mamá, su crianza en el campo, sus viajes, sus inicios diseñando en Paris hasta de cómo la internet interviene hoy día en la marca Adolfo Dominguez.
Me contó sobre las expectativas de su nueva boutique, la misma que abre en nuestra ciudad fuera de un centro comercial, lo que podría ser todo un reto (Daniel Hernández 207, San Isidro) y por su puesto, probamos Agua de Bambu, la nueva fragancia que lanza en el Perú y que me encantó porque te habla de la fragancia con unas ganas y un espíritu con el logra ponerle palabras a un olor fresco, sin decirte que es dulce o floral, si no contándote la historia de cómo conoció por primera vez el olor del bambú.
(les dejo con una foto de la fragancia -bella botella- delante de la maravillosa pintura de mi sobrino Andreas de hace muchos, muchos años atrás. Todo queda en familia