16 de Septiembre del 2013
Sobre Viviendo al Primer Cumple
(Y vamos dando los primeros pasos, ahí vamos dando los primeros pasos!)
Tal como lo dice el título, ayer le dije a mi esposo como unas 300 veces que sobrevivimos al primer cumple. Y es que desde el fondo de mi alma siento que fue eso, un día tan hermoso como caótico y por demás agotador física y mentalmente, pero lo hicimos, sobrevivimos.
Pero empiezo por el comienzo que es hoy, que si no me saco esto del sistema nervioso me entra el tembleque y se me nubla el pensamiento. Estoy más cansada que mandada a hacer, con la casa que parece zona de guerra y sin la ayuda de mi nana que para tiempos de crisis, siempre es bueno unas manos extras que ayuden con Valentina. Tempranito casi al alba (después de dormir casi 09 horas perfectas y de corrido que claramente, no fueron suficiente) huí a la casa de mi mami en busca de esas manos extras que ayudan pero para esta alma cansada, aún no es suficiente. De amanecida no más a lavar platos, cambiar pañales unas tres veces, hacer tetes, vestir a la wawa que ya sabes, es batalla garantizada, hacerle maletín, y claro, bañate y vístete tu también que el día es largo. Ni bien llego toca otro cambio de pañal, un poco de juego, el tete siguiente y a dormirla para su siesta. Pero no, Valentina se va de bruces al suelo cayendo casi casi en la esquina de ese mueble que ya sabes, un milímetro más a la derecha y estábamos hablando de puntos en la cabeza. ¿Cómo así? Fue en un segundo, estas cosas siempre pasan en un segundo, en ese segundo en el que confiada crees que no pasará nada y bajas la mirada y zas, pasó. Lagrimones de ella y casi míos también. Tu padre me va a matar. ¿Que se rompió la cabeza mi hija? No, pero casi, lo se y lo siento, es mi culpa. No, esas cosas pasan. Si pero me pasan a mi. No me deberían pasar a mi. Soy un alma muy relaja, ella es muy veloz. Que le paso aguita por la cara y sus lagrimas siguen cayendo como cataratas y ves ese puntito rojo de sangre que sabes es sinónimo de CA-SI lo peor y es que ahí ya no habrían explicaciones. Me siento de lo peor. No es la primera vez que se me cae. ¿Cómo? En ese segundo, faking segundo.
Para rematar ella solo quería dormir porque era su siesta y mientras le cantaba para tranquilizarla sus ojitos empapados se cerraban de sueño y a mi el cargo de conciencia que me gana porque no se si debería dejarla dormir. Tremendo chinchón que se le hará mañana. Y tenemos pediatra. Qué me va a decir ahora tu pediatra??? Gracias a Dios se duerme una horita y despierta feliz. Nos cambiamos para ir al doc y justo justo saliendo, puuuf, qué huele feo? Valentina y su pañal huelen feo, corre a cambiar de pañal (otra vez) antes de salir y apura que ya vamos tarde. Vamos, la ve y me pregunta. ¿Cómo así? Mi respuesta es la misma, en un segundo, juácate, al piso. ¿Qué más puedo decir? Bueno, te salvaste porque un milímetro más y la cosa se ponía grave. Mimadremequieromorir. Ella está bien. Todo bien. Llegamos a la casa, hora de almorzar y ella que come sola termina con estofado de pollo en sus rulos, sí, aunque no lo creas en ese rulo había una arvejita. No se cómo, esas cosas pasan. Y toma agua y se le dio por jugar con el agua y mojarse todo el pecho. Cambio de ropa completo, cambio de pañal completo (el sistema digestivo de mi hija es envidiable) y mis energías que van en slow motion y ven el día como una película sin fin, de esas ta largas y angustiantes que dices basta, quiero pararme y salir. Pero no puedo, tengo una reu a las 5pm, no he revisado correos, me falta coordinar una entrega de premios, darle su tete y que duerma la siesta de la tarde. Y oh sí, lo recuerdo, no me he peinado, traigo el mismo moño que me hice en la mañana para entrar a la ducha.
Aún no acaba mi lunes y quiero contarles tantas cosas pero aún tengo el chinchón de mi hija en la retina y no puedo pensar en tacones ni carteras, hace tiempo que no posteo de carteras. Tranquila que ya me debo marchar, a ver si un poco de lapiz de labio arregla mi cara “descompuesta” como dice mi mamá y salgo victoriosa.
Eso sí, no me cambio por nadie, amo estar con mi hija y estos días son un reto que misteriosamente su sonrisa los hace posible sobre llevar. Qué locura, no?