La primera vez que escuché hablar del famoso programa de KO90, un derivado del KO y del que puedes ver más información en esta entrevista que le hice a Ale Llosa, fue hace unos cuatro o cinco años, por mi amiga Dori, que era fan re fan del KO (y quien me metió a mi en esto!) y que me contaba, que con este programa tan radical de 90 días, ella se sentía mejor que nunca, que era fuertazo pero buenísimo y efectivo, que estaba en su mejor momento pero pucha, sí, requiere compromiso y disciplina pues, porque todo lo bueno de esta vida, cuesta.

No volví a saber de este programa por mucho tiempo, aunque la verdad es que me hacía la de la vista gorda ya que siempre estuvo presente, hasta el año pasado. Le tenía miedo y respeto, sentía que el compromiso era mucho, se entrena de lunes a sábado y debes seguir el plan nutricional que te proponen, al menos si es que quieres lograr ciertos resultados.

Qué pasa si no puedo seguir la dieta, la verdad es que yo tengo muchos desayunos de chamba y cocktails en la noche y ya pues, un traguito, al menos una copa de champagne es necesaria para alegrar la noche tantito, qué pasa con la copa de vino en esa cena romántica con el marido, ¿ya no?, y un bocadito, en serio, ¿ni un bocadito ahora?. Además, luego de un año de lactancia donde podía comer lo que quiera, retomar el ritmo de una dieta estricta es más difícil que 20!, no la hago….

Temía no poder cumplir con el horario, que el mío era a las 9am, el horario de las amas de casa como le digo yo, y se podía complicar con el KO90 justamente a esa hora puedo tener desayunos de chamba y los brunch que están a la orden del día, amanecidas de trabajo también, malas noches, que si me viene la regla, que si me atrapa el tráfico, que si la nana se enferma y no tengo con quién dejar a Valentina o si me duele el cuello. Bien complicado cumplir.

Temía que sea muy fuerte para mi. ¿Has visto como esas mujeres hacen planchas militares? Y has visto cómo corren! Yo no se correr y esa es la verdad. ¿has visto cómo hacen sentadillas? Y hasta hay un día de yoga y el yoga no es para mi, como que muy Hummus of Barranco…

Además, cuesssssssta plata.

Tenía una respuesta para todo, un PERO para todo tatuado en la frente y me escondía de Ale cada vez que empezaban con la canción del KO90, ¡yo no puedo!

Y no podía, hasta que pude.

En Setiembre del año pasado, ya con mi Valentina de un año cumplido, empezó un nuevo programa de KO90 y sentí dentro mío algo que me decía que es ahora o nunca. O recupero mi cuerpo -que es una falsedad porque el cuerpo no vuelve a ser el mismo si no que cambia, y de ti depende que este nuevo cuerpo, sea uno mejor, corregido y aumentado ahora que te has descubierto como mamá. Y me tocó.

Cerré los ojos y me lancé con todo. Mi esposo pensaba que estaba loca, que me había perdido en la neurosis más profunda y que me estaba autoflajelando por cada chocolate que había comido en el último año y nueve meses. Pero yo sentía que necesitaba rehacerme a mi misma. ¿Me entiendes? Esa búsqueda constante por encontrarnos, por estar cómodas en nuestra propia piel y estar felices con el mundo. Todo lo que me rodeaba caminada sobre ruedas, pero me faltaba algo a mi, no como mamá ni como esposa ni como amiga (bueno…), pero a mi como mujer y claro, estaba también el fantasma del fakin trikini que este verano quería usar.

¿Qué puedo perder? Plata. ¿Qué puedo ganar? Salud, confianza, seguridad en mi misma, fortaleza, un nuevo cuerpo, una nueva YO. En mi balanza, ganaba más de lo que perdía y sabes qué, valió cada centavo.

Hice un programa de KO90 y a los pocos meses hice uno más. Este 15 de Setiembre empiezo el tercer programa que haré (sí, plan #MamacitaVerano2015 a full, todo sea por llevar el #bikinicondignidad). Haré otro programa porque me lo merezco y aprendí tanto pero tanto de mi, que se ha vuelto algo así como un reto personal, y un estilo de vida.

No te voy a decir que hice el plan nutricional al pie de la letra, porque no lo hice pero traté de estar a la altura y de tomar los principio que proponen para adaptarlos a mi propio estilo de vida. De ahí los extractos, los batidos, la leche de almendras, la fruta que volvió a hacer protagonista en esta casa y las verduras que nunca pueden faltar. Lo amoldé a mi.

Tampoco te voy a decir que fui religiosamente los 90 días porque hubo veces en los que simplemente, no podía. Y estaba bien. Porque veía mis ganas de ir al día siguiente, porque me sentía rara sin hacer deporte un día, se volvió parte de mi. Y es que si algo aprendí del KO90 es a tener disciplina, y a luchar por lo que quieres y a romper mis propios límites, tanto físicos como mentales.

Decirte que desde el día uno la cosa fue imposible y dificilísima, es mentir. Porque el programa avanza al ritmo que tu avanzas. No es que el día uno harás 10 planchas perfectas, probablemente no hice ni media plancha, pero a la semana siguiente hice dos, y las tres semanas ya estaba haciendo cinco. Me tomé mi tiempo, reconocí mi cuerpo y traté de superarme, me exigí a mi misma y hasta pude hacer la inversión del yoga! (perdón por la foto de apertura tan movida pero, fue mi momento de gloria). No sabes lo feliz que fui ese día.

¿Pero sabes qué fue lo mejor? En mi programa, en mi horario a diferencia del de las 6am, sólo somos chicas, y ver a tantas mujeres decididas, por una razón u otra, a sacarse la mugre por una hora, tan solo una hora, todos los días, sudar la gorda y luchar contra ti misma fue impresionante y alentador.

Cada vez que no podía más veía a mi lado a otra mujer en la misma lucha que yo, haciendo el mismo esfuerzo y esas miradas de ya no mássssss por favor pero si tu puedes yo puedo, no tienen precio.

No es fácil, pero tampoco quiero las cosas fáciles, quiero luchar siempre por mi, por mi familia, por mis amigos y por mi trabajo. Desde que me operaron de la cabeza hace 8 años aprendí que si quiero algo, debo ir por él. Y eso es lo que en este KO90 recordé.

Toda la información sobre el programa en este link, Haz algo extraordinario por ti.