Mi papi es un hombre con muchas, pero muchas virtudes. Empezarlas a enumerar me tendría acá sentada toda la mañana frente a la compu cosa que Sebastian no me permite ;p. Es un hombre bueno, adora a sus hijos y su familia siempre es y ha sido lo primero, lo he visto hacer todo, pero todo por nosotros y eso es algo que le agradezco a Dios cada día de mi vida. Pero a sus 73 años había algo que parecía imposible hacer, incluso por sus hijos o nietos, y es dejar de fumar.

Desde que tengo uso de razón, mi papi tiene un pucho en la boca. Recuerdo la primera vez que viajamos al extranjero, y mi papi era de los que estaba parado en la parte de atrás del avión de Faucett envuelto en una nube de humo por el cigarro. Me acuerdo una actuación mía de ballet cuando yo tenía unos 6 ó 7 años, y mi papi estaba en primera fila sentado, con pucho en la boca. Recuerdo haber ido a Santa Isabel a hacer las compras con él, cigarrillo en mano y al banco también. Al cine y a la cita con el doctor. No sé si llegaba a las dos cajetillas diarias pero definitivamente fumaba más de una, y así por casi 50 años.

Los tiempos han cambiado y no voy a caer en la recapitulación de todos los daños y verdades del cigarrillo, este post no se trata de eso, se trata de que mi familia y yo estábamos más que convencidos de que sería humanamente imposible que mi papi lo dejara, el cigarro era parte de quién era él. Hasta que un día todo cambió.

Fue este año, que le tuvieron que colocar dos stents y que su salud pendía de un hilo, que el doctor le dijo que debía hacer cambios radicales en su vida y hacerlos ya, que lo hizo. No fue de a pocos, no, fue radical, y lo hizo por él, como tiene que ser.

Y es que hay cosas en la vida que uno tiene que hacer por uno mismo con la total certeza de que si tu estás bien, tu familia también lo estará. Mi papi recibió casi casi un ultimatum de vida, o cambias o cambias, tomó el toro por las astas y optó por la opción más difícil e inteligente, optó por vivir y vivir con salud.

No sé si algún día él leerá esto pero yo le estoy demasiado agradecida a Dios por haberte dado la fortaleza papi, y a ti por tu decisión. No te estás haciendo más viejo, si no más sabio -ASU!- y dejar el cigarro ha sido para ti y para todos nosotros lo mejor que has podido hacer. Sé que no fue fácil, hasta el día de hoy no lo es, pero pasaste la página y hoy eres otra persona.

La vida te ha dado una nueva oportunidad, estás viviendo un nuevo momento, tienes un antes y un después y eso es algo que no puede decir mucha gente. Yo no puedo esperar a ver lo que la vida te tiene preparado y todo lo que tu estás por hacer. Muchas ganas papi, muchas ganas, mucha salud y mucha más vida para ti, eres valiente y fuerte aunque sé que por momentos te sientes ya un poco débil, no es más que el cuerpo dando Fé de lo que has vivido y de lo grande que eres.

Te queremos muchísimo, con el alma, y hoy quería ponerlo acá, por escrito, con mi bebé lado, que estará feliz de tener a este nuevo Abú que Diosito le puso al lado.