
No conozco a muchas, en realidad conozco a muy pocas, pero estoy segura de que cada una de las mujeres que vamos cada día a hacer KO90 tiene sus propias razones, sus propios motivos para haberse inscrito en un programa de 90 días, de12 semanas con la promesa, las ganas y la convicción de cambiar de adentro hacia afuera, y de afuera hacia adentro.
Y es que es imposible desconectarnos de nosotras mismas, al contrario, es esa conexión, o reconexión, la que nos tiene entrenando 6 veces por semana, comiendo sano y haciendo todo lo que haya que ser para volver a ser una misma.
Cada mujer en esa clase es un mundo, es una historia. Yo busco retomar el hábito del deporte que dejé atrás, busco recuperar mi cuerpo post lactancia, busco esa hora para mi, para yo conmigo. Hay algunas chicas que buscan darse una oportunidad de hacer algo y hacerlo bien. Hay quienes miran atrás y se dan cuenta que han logrado tanto de todo para todos pero tan poco de algo para ellas mismas. Hay quienes buscan sacar físico, quienes buscan perfeccionarse en el deporte, quienes buscan aprender de constancia y disciplina. Hay primeras oportunidades, segundas oportunidades…una oportunidad más.
¿Pero sabes qué? Cuando empieza la clase, nada de eso importa en realidad. Cuando empieza la clase todas nos entregamos y sudamos y hacemos todo lo necesario para que en esa hora, porque es tan solo una hora al día- nos desconectemos que celulares, trabajos, presiones y responsabilidades.
Es una hora donde el reto eres tu, una plancha más, un abdominal más, ¡tan solo uno más! Me emociono, ¿se nota, no? Esa sensación de retarme a ti misma sudando la gota gorda y saber que sí pude, que sí lo hice, es de las cosas más gratificantes que tengo en mi día.
A veces mi esposo piensa que estoy loca porque llego emocionada a contarle que ya casi casi la rompo en el chaturanga, y es que en este juego de tu contra ti, el factor mental, la traba mental es tan poderoso! Que cuando logro romperla me siento orgullosa de mi y además, de lo que puedo enseñarle a mis hijos con mi ejemplo. Es algo loco, esa mezcla de sentimientos al saber que estoy haciendo algo por mi y a la vez que lo hago por ellos también.
Vamos rompiendo barreras. Decir ya no puedo ya es facilísimo, está en la punta de la lengua, sale al toque, pero créeme que sí puedes, siempre puedes, solo tienes que dejar a tu cuerpo probar, intentar, dejarlo ser y esforzarte un poquito más. Ya he estado en este camino antes y los resultados lo valen todo. No sólo los físicos, que claro que quiero mi panza más plana, pero saber que pude, que me comprometí y lo logré, eso tiene un valor taaaan especial.
Me atrevo a pensar que uno de los principales temores de la gente es justamente eso, al compromiso, al no poder cumplir con un horario y ese es justamente el reto, hacerlo todo por cumplir con un horario para ti. ¡Ponerte a ti como prioridad es tan difícil! Lo sé, lo sé, lo sé, la culpa de madre, el esposo, el trabajo, todos están primeros antes que nosotras mismas y ese es el trasfondo de un programa como este, atreverte a ponerte a ti misma como prioridad una hora al día, seis días a la semana. ¿Podrías hacerlo?
Este grupo de mujeres increíbles lo hacen cada día, estamos ahí y no sólo eso, lo dejamos todo ahí, en la cancha, sabiendo que al hacerlo es una forma bonita de hacernos un cariño a nosotras mismas.
Hola. Sabes si aun siguen las clases. Me darias los datos por favor? Gracias