
Es un hecho: La juventud (y las no taaaan chibolas, like me, ja!) pronto estaremos exhibiendo las rodillas al viento. A medida que el invierno nos vaya abandonando, las botas y botines van a perdurar (felicitaciones a las que invirtieron en botas de buena calidad, osea, no-saca-pezuña).
Lo se, es una preocupación más, ya no sólo la celulitis y mofletes serán parte de nuestra batalla diaria, si no que tener unas rodillas bonitas se hace indispensable. Oh sí.
Me encanta hacerles esta pregunta: ¿Cómo estás tus rodillas?