
Este fue absolutamente distinto. El desfile de Monique Lhuillier, inspirado en jardines y los colores de las flores, tuvo una magia y un espíritu distinto, era belleza y sofisticación y glamour y elegancia. La cola no fue menos corta, el dolor de pies no era menos intenso, pero créeme que una vez que entras al lugar y ves a la gente, a los paparazzos, a las celebridades, sientes que te olvidas de que el mundo entero existe. Y cuando las luces bajan, empieza la música y salen las modelos, es como soñar despierta (sí, y con esto rectifiqué mi amor incondicional pero no libre de dolor, por la moda).
La invitación tenía este diseño, que es el mismo que estaba de fondo en la pasarela.
Y el desfile comenzó así:
*Perdonen las cabezas que tenía delante mío, pero preferí usar mis propias fotos, ya saben que si quieren más y mejores van a Style.com, donde van a encontrar tooooodo.
Monique se caracteriza por sus vestidos de noche, aunque no dejo pasar la oportunidad de mostrar propuestas de cocktail y uno que otro look de día. Mucho color off-white, muchos colores vivos que parecían escaparse de la invitación, detalles de plumas, brillos y lentejuelas, conjuntos de dos y tres piezas, vestidos de tafeta por todos lados, volumen y asimetría, esto es un poco de lo que se vio en el jardin Lhuillier.
Cuando sea flaca y alta, quiero uno así.
Atención a la combinación de rosa pálido con rojo, que fue bastante usada y aunque yo no estaba convencida, al ves esto caí rendida, redondita!!!
Y entre tanto vestido y blin-bling, amé, amé, amé esta propuesta estilo Cenicienta, con el mismo estampado que en el fondo, era como verlo en 3D, como una princesa que se escapaba del cuento y no estoy bromeando.
Para que tengas una idea completa, y busques el próximo modelo que te quieres hacer, chequea el cierre del desfile.
Espero que les haya gustado, y así cierro mis post newyorkinos.