Mercedes Benz Fashion Week - MBFW. Días 1 y 2: Lights

Escrito por: NicolasRK
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Recuerdan esa escena en Sex&theCity (la película) en la que las tres se acercan a la entrada del NYFW? Déjenme decirles que es igual de increíble.

Pero no hay diversión que no venga con un poquito de drama. Creo que la dosis precisa para poder disfrutar mejor el premio. Ayer, cuando ya mis dedos estaban morados y apunto de caerse de mis manos, llegué a la oficina de registros del fashion week. Como cualquier otro invitado hice mi cola de lo más emocionado. Todos recogían sus credenciales y no podía esperar para tomarle una foto a la mia y subirla a instagram! Cuando mi turno llega, la chica bonita detrás del escritorio me llama, me acerco sonriente y le doy mis documentos. Me mira y me dice “No estás en la lista”…………… …….. …. …. . . . . Tuve un black out. Creo que eso cuando se te sube la sangre al cerebro o cuando tienes tanto miedo que.. no sé, esa sensación horrible pues. Eran las 5 de la tarde, había estado caminando por horas, no había almorzado, ya no sentía los pies y no sabía qué hacer. Llamé a Lima desesperado, yo loqueé, Vane loqueó, yo loqueé de nuevo, los dos loqueamos. Y ya con la cabeza fría hicimos un par de llamadas, encontraron a una tal Ashley (quién había sido nuestro contacto y era una flaca muy malhumorada) y finalmente… imprimieron una credencial y todo estuvo bien de nuevo. Es como que el alma me volvió al cuerpo y tuve hambre de nuevo. Ya con música relajante en el iPod, crucé la pista y encontré un Starbucks. Compré un sandwich y déjenme decirles que fue uno de los mejores sandwiches de mi vida, supongo que por el hambre que tenía, pero fue celestial.

A la mañana siguiente me levanté con la emoción en todo el cuerpo. Me alisté, blazer, chinos y un polo de Eden Park. Con mi credencial en el pecho y mis fieles Ray Ban, me sumé a los ríos de gente en las calles de Manhattan. Estaba sentado en el metro, muy enfocado en mi libro. Recuerdo que la última imagen que tuve de los asientos antes de empezar a leer era gente muy abrigada y varios oficinistas. La siguiente vez que levante la mirada, un grupo de japonesas en la esquina, vestidas de pies a cabeza en colores metálicos tomaban fotos con un iPhone disfrazado de Hello Kitty. Según íbamos más al norte, más gente vestida con pieles, print, cuero, tacones, oxfords, bastas altas, sacos entallados, faldones, peplum, invadía el tren. Eramos un vagón lleno de tendencia. Eramos un mar de color en los desalineados y oscuros túneles subterráneos de la gran manzana. Y de pronto, todo el mundo estaba de pie formando filas en las puertas del compartimiento. Habíamos llegado al Lincoln Center.

Al salir a la luz de la plaza, la emoción era incontenible. En cada rincón había gente siendo fotografiada. Mil camarógrafos de Street Style peinaban la zona cual leones en busca de presas. Entramos como una estampida a fashion lounge, nos pidieron credenciales, nos identificamos y al cruzar el umbral, me quedé parado en seco. Recibí un par de empujones pero necesitaba procesar lo que tenía ante mí: estaciones de trabajo llenas de bloggers y prensa, estaciones de energía con personas twiteando y subiendo fotos a instagram como locos, mesas con gente comiendo ensaladas mientras miraban pasarelas anteriores. Y es que en verdad sólo vendían ensaladas y tablas de queso con manzanas. No hay forma de engordar en estos eventos.

El highlight de mi día era el desfile de Sergio Dávila. Lamentablemente le escribí muy tarde y no pudimos encontrar asientos para su desfile. Pero no importa, me senté frente a las pantallas con los demás miembros de prensa y con el pecho lleno de orgullo empecé a ver el desfile. El perro sin pelo peruano invadía las pasarelas newyorkinas en alucinantes camisas y la prensa sabía de quién era. Dávila puso el ojo del mundo en nosotros una vez más.

La gente de moda es bastante divertida. Empezamos a conversar de Perú y de cómo la industria va creciendo y en eso una chica se me acerca, era la representante del departamento de visual de Armani Exchange y me comentó que venía a Lima a traer todas las propuestas para la tienda que abrieron hace poco. Su viaje coincide con el LifWeek así que la estaré viendo por ahí. Me senté a escribir el análisis de la colección de Dávila mientras tomábamos unas cervezas y compartíamos puntos de vista.

Un celular sonó y uno de los de nuestro grupo contestó. Le dieron el dato del desfile de Kenneth Cole - que hasta ahora estaba como To Be Announced - y empezaba en 10 min. Guardamos todo y corrimos al ingreso del subway más cercano. En 15 estuvimos en el centro de la ciudad, un mar de cámaras nos indicaró el lugar exacto del evento y de la nada, una lluvia de flashes me mareó por un momento. Bubba Gooding Jr. había llegado.

Por más que reventamos celulares, mandamos mil correos y mensajeamos a todas las personas que conocíamos en NY, no llegamos a entrar al desfile. El regreso del gran Kenneth Cole estaba fuera de nuestro alcance. Fuimos a un bar cercano por unas copas y uno de los nuestros llegó con las invitaciones a un pequeño after por el primer día de desfiles. Tragos & moda all night long.

Eso de que New York “la ciudad que nuca duerme” es una gran mentira. Casi todos los bares cierran a las 3.. Los limeños - o fácil soy solo yo - estamos acostumbrados a juerguear hasta las 6! Dónde quedó el respeto?! Pero bueno, mañana tengo que estar de pie y cambiado bien temprano así que es lo mejor. Creo que las copas me dieron el valor para caminar en el frío. Times Square es hermoso a estas horas de la madrugada…

Peace.

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Comentarios

  1. Vi Mazzella

    Vivo en Nyc, y si tan cierto, a las 30 4am se acaba la bulla. En cuestion moda, nada como esta ciudad ;)

    Reply

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