Trabajé por poco más de tres años en una empresa constructora e inmobiliaria, vendíamos departamentos en planos y terminados también, había para todos los gustos y presupuestos, caserito. Mi trabajo incluía desde la captación de clientes que querían comprar un depa en planos, desde cero, hasta un año después poder entregarles las llaves de su nuevo hogar. No saben qué emocionante era eso.

Fue una experiencia súper linda donde conocí a muchas personas, aprendí de corretaje así como de construcción, de cómo piensan las familias, del proceso para decidir entre un un repostero de granito o de MDF, valgan las distancias y los costos. Trabajaba de la mano con ingenieros y arquitectos guiando a los compradores en el A, B, C de cómo lograr tu hogar soñado. ¿Será por eso que hoy yo sueño tanto con el mío? Será el sereno.

Entre los pedidos para personalizar sus casas, veía de todo, desde dormitorios inmensos a cocinas grandísimas, baños con tinas especiales, duchas aerodinámicas y y cosas como pisos que se calientan, cambios de maderas por laminados, puros laminados, pura madera, cambios de grifería, puntos de luz, columnas que no se movían y paredes que se podían tirar abajo, pero, lo que menos veía -y me encantaba- eran cambios en los colores de las puertas.

En mi experiencia, tenía que ser una familia donde haya una mujer con personalidad muy marcada para que decidiera cambiar el color de las puertas de los depas, que solían ser de color madera y en los casos más alocados y radicales, ellas decidían pintarlas de blanco.

Personalmente, soy fan total de los lugares con mucha luz, de paredes blancas y techos y marcos con molduras, amo el blanco con beige como combinación elegante por excelencia, creo que soy muy romántica y clásica en ese sentido, muero por las puertas francesas, el capitoné, lo vintage y ya sabes, todo de lo que siempre te hablo en esta pequeña sección mía, por eso, cuando vi una nota sobre puertas pintadas de negro, descubrí un nuevo mundo.

Primero, porque creo que son extremadamente elegantes y enmarcadas con marcos de puerta blancos, queda de lo más distinguido y refinado. En espacios luminosos son un punto de “oscuridad” y en espacios más oscuros un buen complemento al dramatismo. Como ves en la primera foto -y esta es una idea regia para depas pequeños, las puertas corredizas se esconden, rebelando tan solo algo de oscuridad al cerrarlas, que más que nada parece una declaración de privacidad absoluta.

Abajo, me encanta -y este es un post llenos de “me encanta” así que no te prepárate- cuando sutilmente, la puerta negra combina con algún elemento negro de la habitación, en este caso el pie de la cama y barra para colgar la cortina, sutileza ante todo, y es que el encanto está en los detalles.

Otra razón por la que me encanta esto de las puertas negras, es por la capacidad que tienen que no parecer….puertas. Acá las tienes, súper encubiertas y disimuladas.

Mi adoración, las puertas francesas! Amo como quedan hacia los exteriore y a los interiores también, y aunque siempre las había soñado de blancas, creo que negro también me encanta. Podría decir, que en este caso las puertas francesas pintadas de negro hasta pasan desapercibidas, ya que complementan el negro de la chimenea y de la televisión, que si fueran puertas blancas llevarían con ellas demasiada atención.

Y para interiores también.

Si eres una black and white deco lover, que he visto a cuánta gente le gustan las cosas en blanco y negro, no rompas el estilismo de tu hogar con puertas marrones cuando de negro, puedes integrarlas muuucho mejor al resto de tu decoración. Me encanta.

Y es que dime si en el ambiente más monocromático, el negro resalta elegantemente, ojo otra vez, los marcos de las puertas se mantienen blancos!

¿Qué les pareció, se atreverían a pintar sus puertas de negro?