Si bien es cierto que ando repasando todos los desfiles que se presentaron en la última semana de la moda, tengo que decirles que ando atorada porque hay algunos que simplemente, pecaron de maravillosos y que si bien tengo que incluir dentro de un reporte de tendencias, creo que es inevitable decir que se merecen su propio post, así, solitos ellos, como lo fueron el show de Louis Vuitton y Alexander McQueen, que me tienen de cabeza, que no puedo dejar de mirar.

El primero, LV, fue tan distinto como criticado. El desfile cerró con una Kate Moss que cigarro en mano caminó por la pasarela digna ella. La controversia llegó porque aparentemente la top model es la imagen de una campaña anti tabaco y porque pese a su amistad con Galliano, parece que la chica le sacó la vuelta al pasarse a Louis Vuitton. A esto pasaremos después, lo cierto es que si después de tres años de ausencia en las pasarelas Kate quería hacer un regreso triunfal y que no pase desapercibido, pues acá lo logró.

Pero mejor vamos a la colección. Esta vez, atrás quedaron las divas gloriosas con aires setenteros y look de after party a las que Marc Jacobs nos tenía acostumbrado. No más sedas ni colores estridentes. Atrás quedó también la chica voluptuosa y con cara de buena gente que vimos en el Invierno 2010/2011, los vestidos floreados y en A, las faldas con voluem y lindos tejidos esta vez se reemplazaron por cuero, PVC, pieles, botas altas, mini shorts y mujeres caminantes con esposas en las manos. Hay una palabra que recorre el mundo de la moda y describe perfectamente esta colección: Fetichista.

De fondo, ascensores antiguos de rejas en negro y dorado, con unos amables señores que recibían a las mujeres que salía de él. Ellas, supervivientes a la segunda guerra mundial, allá por la década de los 40’s, son mujeres fuertes y de caracter, que igual les da pasearse en abrigos militares (pero ojo, que no tienen nada que ver con la tendencia army que vimos últimamente), shorts minúsculos que en vestidos de institutriz o de estudiante de una, con cuellos en blanco y redondeados, cero escote y mucha decencia.

En todo caso, la magia ocurre cuando una de estas señoritas recatadas se encuentra con la otra mujer, bastante más sexual, dandonos así un vestido de hija que perdió a su padre, seguro que peleando en esa guerra, pero que no duda en treparse a unas sexy botas.

O si en cambio, simplemente cambia la falda larga por unos hot pants y medias interiores, pero que ella lleva expuestas.

Los sombreros acentuaban la temática, que además tomaba inspiración rusa en esos detalles de pieles que las mujeres cargaban consigo.

Claro, que la que no iba así llevaba un bolso (que fueron LA locura del desfile) o simplemente las manos esposadas.

Lo cierto es que no hubieron muchos pantalones (en realidad, sólo vi dos intentos de pantalones por debajo de la rodilla), en su lugar, y atención acá que estas son las tendencias que veremos la próxima temporada pero que tu querida mía puedes poner en práctica desde ya: Reinaron los abrigos con grandes botones así como los trajes de dos piezas en pesados tejidos de tweed.

Siendo el rojo latex el acento más resaltante (acá tienes también una visión más completa de los ascensores que te decía).

Y con mangas con piel, verdadera o falsa, tu decides.

Las chompitas nuevamente de cuello redondo, marcadas por un grueso fajín y faldas hermosas con ligera forma en A.

Las blusas con hombros súper voluminosos pero con cuello muy cerrado y redondo, otra vez (y es que ya vi que esto se viene con toda la fuerza del universo).

La silueta? De reloj de arena, perfecta y sutil silueta de reloj de arena, para eso, la cintura que va muy pero muy alta.

Acá la controversia. Kate Moss cierra el desfile con cigarro en mano.

Y, para el deleite de todas las mortales y terror de los asistentes, con celulitis en las piernas. Bien puesta con un abrigo de brocado y piel en brazos, mini shorts y botas altísimas.

Ya lo sabes. Reloj de arena, cinturas altas, abrigos con botones marcados, faldas lápiz y en A, hombros ligeramente voluminosos y con detalles de piel, cuero y latex, tweed, zapatos y botas con punta redondeada, fetiches. Así será el próximo invierno según Marc Jacobs.