
¿Cómo agregar color a la casa sin hacerlo de la forma más obvia, o sea, pintando tu pared? Ajá, la pregunta del millón, no porque haya una gran ciencia si no porque a veces, la forma más obvia es la más sencilla.
Me la paso horas mirando mis paredes que en vida fueron blancas y ahora, sus manitos, sus colores, sus piecesitos y más mucho más, están por todos lados. A veces pienso en los mil colores que quiero poner en las paredes, pero conociéndome, he llegado a la conclusión que mejor agregar color a mi casa con puntos estratégicos, a través de la decoración misma, por ejemplo:
Una mantita de color en el sillón. Estratégicamente, al lado de un mueble con blanco con detalles de color.
O simplemente las alfombras. En un mundo blanco y beige las alfombras pueden ser una regia opción para mandarte con todo y meterle color a la vida.
O con los cojines. Probablemente la forma más sencilla de meterle color a ese sillón con el que ya no puedes más.
Ok, o quieres taaaanto color, sólo un punto de color!!!
Ahora, no todo tiene que ser color color y alegría a la vena, a veces un acento es más que sufi. En esta foto, la magia de una sola silla (que juega con esa lámpara)…
O los marcos de la pared, que juegan con la alfombra, viste, alfombra otra vez!
Adornos! Piensa en un florero de Murano (que los venden en antigüedades) o en un cenicero del mismo tipo, piensa en cuadritos, marcos, libros, velas, un cuadro vintage etc…
Un poco más clásico, qué tal este sillón azul? Da calma, el azul da calma así que, apunta el azul.
Que si calma es lo que no quieres, amarillo es.
Siempre me voy a acordar que mi abue tenía una sala entera, un juego de sala íntegramente rojo. Solo ella podía hacerlo y qué bien que lo hacía.
Volviendo a la silla de color al lado de un librero…bonito bonito.
Ah! La parte de atrás de de tu silla, qué me dices que forrar con color muuuuy sutilmente, sólo la parte de atrás de tu silla.