
Llegue a Bogotá a las 12 de la noche y fue la primera vez en el año que sentí el frío, ese frío rico que no te mata pero que lo sientes en los huesos y te provoca agarrar la primera frazada que veas y acurrucarte. Me recibieron con toda la amabilidad colombiana que es tan famosa y con todas las ganas de hacer de mi estadía la más bonita.
Como mi vuelo llegó tan tarde, esa noche me hospede en el Hotel Movich que queda muy cerca al aeropuerto así podía coger un poco más de sueño y la verdad es que quede maravillada. No tan solo el diseño y concepto, que es uno que mezcla la esencia y raíces de su país con estructuras y líneas minimalistas a la perfección, sino también por el excelente y súper personalizado trato que ofrecen. Desde la recepcionista del counter que me recibió con una sonrisa en la cara aunque eran la 1 am y yo estaba en calidad de zombie, el personal del restaurante y room service, hasta las encargadas del spa que me dieron un masaje de 100 dioses con la mejor vibra. ¿Cómo es que hay lugares en los que realmente te sientes como en casa no?
Debo decir que la altura me afectó, no la sentí hasta que decidí fumarme un cigarro antes de almorzar y los dos segundos ya me faltaba el aire, Bogotá es una ciudad muy por arriba del nivel del mar (aprox unos 3000m) y por ratos siento la pegada y me falta el físico ( y no culpo al KO ). Después de mi intento fumador fallido, entramos a un restaurante hermoso llamado Tábula. Este lugar tiene algo muy especial, se enfocan en tener una carta ideada “para compartir”, haciendo del momento del almuerzo o cena algo interactivo y dinámico. Es una súper experiencia y le estoy increíblemente agradecida a ProColombia y al IDT Bogotá por llevarnos a sitios tan lindos y enseñarnos todo lo que esta ciudad tiene para ofrecer.
En la tarde tuvimos la suerte de poder conocer las tiendas de dos de las mejores y más reconocidas diseñadoras colombianas, Isabel Henao y Amelia Toro, donde pudimos conocer un poco más sobre el diseño en Bogotá.
En el atelier de Isabel Henao encontramos prendas para una mujer muy elegante, y la primera dama de Colombia lo sabe ya que viste de ella, pero que quiere que su estilo evolucione con siluetas simples y modernas, con acabados perfectos y mucha feminidad. El trabajo a mano es realmente formidable y las fotos que ven aquí son de la ultima colección que presento en el Bogotá Fashion Week, con una excelente atención al detalle y unos bordados realmente maravillosos.
En la tienda de Amelia Toro tuvimos la increible suerte de poder conocerla personalmente, no tan solo nos recibió con brazos abiertos (y champagne incluido yee) sino que nos hizo sentir como en casa, nos contó todo su proceso creativo y nos dio muchos tips para lograr tener un negocio exitoso. Amelia tiene tiendas por todo el mundo, desde New York, Beverly Hills, el DF, hasta Japón y Corea. Es realmente una capa y tiene un propuesta muy suya lo cual la hace tan especial. Cada prenda es un mundo distinto, pero todos esos mundos funcionan en unidad haciendo de su atelier realmente un paraíso, una galería de arte.
Terminamos nuestro recorrido en el restaurante O Galo que tiene este concepto estilo burdel francés, lleno de terciopelo rojo, luces amarillas y mucho dorado. Su bar es uno de los bares más hermosos que he visto y sueño algún día tener una cita ahí, el ambiente es súper romántico, pero romance del verdadero #BackInTheDay.
Y mi día terminó en el Hotel Estelar Parque de la 93 con una comida nocturna que me acompaña mientras escribo esto.,Veremos que me depara mi segundo día en Bogotá, pero por ahora puedo decir que estoy realmente enamorada de este lugar. No se olviden que para seguir mi paso a paso pueden seguirme en snapchat como samanthaqt. Y pueden ver todas las fotos en nuestro Instagram que me imagino ya saben cuál es, @lvdserendipity.
¡¡Buenas noches para todos!!