Este diciembre fue sumamente especial para mi y mi familia. Fue un mes lleno de emociones, de vacaciones!, de caprichos y gustitos que pudimos cumplir y de ir armando la navidad a nuestro antojo. Si Dios quiere, el próximo año podremos pasar el almuerzo del 25 de Diciembre en mi casita, cocinando y poniendo la mesa navideña como tanto he soñado y con un árbol lindo, un nacimiento más “equipado” y toda la familia reunida, que es lo mejor que nos puede pasar.

Este diciembre pasado puede por muchos días traerles regalos a todos ustedes y por mi lado, darme el gusto de envolver los regalos de mi familia y amigos usando papel reciclado, cinta que me quedó del cumple de la gorda, lazos y plumones. Lo se, probablemente mis envoltorios no fueron los más lindos de la noche pero mi esposo y yo los hicimos una noche cantando y conversando mientras la gorda bella dormía. Me di el gusto y desde hoy hacerlo así, a mano, será una Serendi-Tradición.

Cada año preparo un mega keke navideño y unas galletas de gengibre (bien fina, de Kion!) que cubro con manjar blanco y baño en cobertura de chocolate para luego decorar con chispitas y cosas deliciosamente engordantes. El año pasado no pude hacer esto porque Valentina tenía apenas 3 meses de nacida y mi nueva vida me daba un curso intensivo de maternidad que a penas me permitía mirar al lado y no morir en el intento pero este año, con todo un poco más ordenado, me di el gusto. No, el gustazo de preparar, al menos, mi mega keke navideño que es una receta viejísima de una cocinera de Chosica de cuando mi papá (que es Chosicano) era un niño así que pffff, es una receta familiar que atesoro y que de todas maneras compartiré con ustedes porque no sólo sirve para Navidad si no como keke de Novia (buenazo para el negocio hija!), de Primera Comunión o cualquier otro keke especial que quieras hacer, eso sí, la decoración va por tu lado que yo soy una cero a la izquierda y este año a penas si puse unas bolitas navideñas que me quedaron de por ahí, pero la receta te la paso sí o sí.

Este año, me di el gusto de ir a a la playa antes de Enero. Verás, de chiquita mi mami nos llevaba al Club desde Noviembre prácticamente. Si veo mis fotos navideñas de antaño, todos mis primos y yo estamos bronze total pero en la última década, pasó eso que se llama Vida y que trae consigo responsabilidades, trabajo y poco tiempo para uno mismo. Así que este diciembre mi esposo y yo pusimos las cosas en pausa por unos días y ni bien terminó la navidad nos fuimos a la playa (con todo el descaro panetonezco que eso implica). Chapamos el auto y viajamos hasta el Km 112 y qué bonito oye, qué bonita esta la playa y qué rico la pasamos.

(esta foto no tiene nada que ver pero en encanta la cara de mi gorda, cara de picona por sacarla de la piscina).

Y este diciembre, me di el gusto de sacar ya toda mi ropa de verano y de volver a usar algunos vestidos que ahora llamaremos Vintage. Como este por el que me preguntaron ustedes pero que verás, este y el de abajo (no critiques que esa foto es del 2009, de hace hace casi cinco años atrás!), son dos vestidos de los 70’s, de mi mami y mi tía, que eran largos hasta el piso y con mangas abullonadas medio campesinas (viste que los 70’s traía consigo esa onda de paz y amor muy romántica y campestre???). Estos vestidos los corté y les cambié las mangas y listo el pollo, me los pongo chocha de la vida y no saben el cariño que les tengo. Las sandalias sí son nuevas, de Almudena Miliani.

Qué tal estuvo diciembre??? Ahhhh, no pienses que me he olvidado de las metas para el 2014, anda haciendo tu lista que yo casi casi tengo la mía. Besos!!!