Cuando comencé este blog en una plantilla de BlogSpot allá en el 2007, nunca si quiera sospeché a dónde exactamente me llevaría, pero el tiempo se encargó de darme rápidamente una buena idea de que este sería un largo paseo.

A medida que el tiempo fue pasando y no sé, noté un día que al blog entraban 20 mil personas al mes, con la ayuda de José salté rapidamente a un .com y fue ahí, cuando la lectoría no hacía más que crecer y crecer, que nos dimos cuenta de que teníamos algo entre manos. Y algo grande. Al toque nos “asociamos” para generar contenido en distintas formas. Tomabamos fotos de productos, hacíamos listas de tiendas, queríamos tener algo así como un Net-A-Porter peruano con referencias de todo, compramos equipos, cámaras, luces, contratamos a mi primo que recién egresaba de comunicaciones para que se encargue de captar nuevos clientes y manejar las relaciones públicas…etc…el punto es, siempre he sido una team player, me gusta trabajar en equipo, creo que hay algo sumamente enriquecedor en contar con personas de confianza con quien retro alimentarte, hacer amigos y remar todos hacia un mismo objetivo.

Pero en ese momento, que debe haber sido por el 2009, el mundo digital era otro, el mundo de la moda era otro, el mundo en general era totalmente distinto, nos comunicábamos y nos relacionábamos de otra forma y la visión que yo tenía en ese momento no se ajustaba a la realidad, debía avanzar hasta el 2013 por lo menos para que poder hacer lo que quería en el 2009. Poco a poco los planes que teníamos se volvieron proyectos frustrados y atentando contra todo lo que soy, me rendí.

Continué sola con el blog hasta que tuve a Valentina. Y creo que me puse sentimental, ¡lo siento! En ese momento me aterró lo que la maternidad podría traerme, no sabía si las malas noches me dejarían redactar un post con calma, si me deprimiría, si sería la mujer más feliz de la tierra, simplemente no sabía que pasaría conmigo, por ende, no sabía que pasaría con el blog. Para colmo, en ese momento alguien infestó el blog con virus que se tiró todo a bajo, perdí todo lo que había escrito y tuve que volver a comenzar, fue ahí que decidí volver a tener gente trabajando conmigo, y entró Nico.

En el camino, he trabajado dando asesorías, charlas y conferencias, he escrito para muchas revistas, viajado y conocido gente maravillosa, entre otras cosas me ofrecieron escribir un libro, pero no estaba lista. Era el 2012 y hacía demasiadas cosas, tenía planes de casarme, mudarme, empezar una familia, recuperar el blog en un nuevo servidor, en fin, entre todas las cosas que hacía, no tenía tiempo de ponerme a pensar qué tipo de contenido sería el que me catapultara como “autora”. Me daban muchas ideas pero ninguna parecía cuajar, o tal vez yo misma debía de cuajar más, atreverme y dar el salto.

Poco después, conocí a Samantha y formamos nuestro equipo de dos. Ella con esa visión fresca de una chica de 22 años, yo con mis historias y temas de una chica…más grande.

Hasta que llegó el 2015 y mi primera gran meta fue completar un proyecto gigante que empecé en el 2013, ¡hace casi dos años! y que se caía, se caía y se volvía a caer, pero si algo puedo decir a mi favor es que no me rindo fácilmente y cuando quiero algo, hago lo que sea que tenga que hacer para conseguirlo. Así que empecé el año trabajando mucho y rezando más, y no fue hasta que mi abue se fue al cielo -parece que a poner orden- que las cosas se empezaron a dar. Y sin querer, este año formamos, de verdad, un verdadero equipo de trabajo, el #TeamSerendipity.

A Samantha y a mi se nos unió Andrea, que produce, ordena y organiza todo, hace que todo lo que imaginas se vuelva real, y luego Joaquin con su visión creativa y artística de las cosas, él es el que le da la forma a todo, hace que todo se vea bien, bonito, que haya arte tras cada imagen.

No falta nada de nada para develarles nuestro mayor trabajo y si Dios quiere, empezar el 2016 con una extensión de todo lo que puede ser Serendipity, y todo lo que podemos hacer cuando trabajamos en equipo.

Estoy tan feliz, tan agradecida y lo confieso, tan asustada (¿cómo voy a hacer con dos niños en casa?) que lo único que quiero es mostrarles mi mayor trabajo y empezar ya el año nuevo trabajando en nuevos proyectos. Me emociona y se me cae mi lagrimita de felicidad.