En la medida en la que mi vida ha ido cambiando y pasando por distintas etapas (no es lo mismo ser enamorada que ser esposa, no tener hijos a de pronto tener dos, trabajar en una oficina o ser independiente), yo misma he cambiado en muchos aspectos como por ejemplo, volverme más relajada en ciertas aspectos y más disciplinada en otros. Sin embargo, creo que con el pasar del tiempo lo que nos ocurre a todos es que vamos descubriendo nuevas y distintas facetas de una misma sin que eso signifique perder nuestro lado más auténtico.

He descubierto que soy mucho más fuerte de lo que yo misma pensaba y que soy sumamente determinada para conseguir las cosas que quiero, soy una chica con una política de vida muy a lo let’s do this, sí, sueño y fantaseo como todo el mundo pero rápidamente me pongo a pensar en el plan A, B o C para conseguirlo.

Sé que me encanta la maternidad tanto como disfruto estar con mi esposo y ser una empresa que paga puntualmente sus impuestos a la Sunat. Soy la mezcla de muchas cosas y si algo creo que he dominado antes de la llegada de Sebastian (y que todo vuelva a estar de cabeza otra vez!), es en separar cada una de esas facetas:

• Como mamá, por ejemplo, adoro mis mañanas cuando la cambio a Valentina para ir al nido, la peino, le hago su desayuno (preparo el desayuno de los tres en realidad) y la dejo en sus clases. Por las tardes, trato de no perderme cada semana de su clase de ballet o natación porque es un momento en el que ella sabe que la estoy mirando, y la aplaudo y la festejo todo lo que puedo celebrándole cada uno de sus pequeños grandes logros. A las 6pm me encargo de darle su cena, la pijama, un rato de juegos, el cuento y a la cama. Son mis momentos y rutinas claves con ella que tengo desde que nació y siempre trato de reforzar esa conexión que podemos tener como mamá e hija.

• Como esposa la cosa puede ser un poco más complicada porque todo el trajín de las mañanas se va en preparar a Valentina, y en las noches, una anda con el cansancio y el estrés del día, pero he aprendido a que ni bien José llega no vuelvo a abrir la compu, tratamos de ver alguna serie o película juntos, lo acompaño a cenar y conversar un poco. Desde que somos papás, nos prometimos no trabajar los fines de semana salvo que sea estrictamente necesario, así que esos días nos dedicamos a estar los tres juntos y si Valentina se queda a dormir donde mis papis (cosa que pasa una vez cada dos semanas), aprovechamos de tomar una copa de vino, prepararnos algo de comer o salir a cenar. Tratamos de ser flexibles y buscar siempre un buen rato para tomarnos una pausa y estar juntos.

• Mi vida profesional tomó nuevos matices desde que me casé y me puse un horario de oficina real. Al comenzar el blog podía estar conectada desde las 8 ó 9am y si me daban las 7, las 9 ó las 11 de la noche, igual seguia conectada, viendo páginas o escribiendo algo. Al casarme y trabajr en casa, traté de mantenerme en un horario de inicio y fin que suele ser a las 6pm cuando vuelvo a dedicarme íntegramente a Valentina hasta que se duerme a las 8pm y ahí, hago lo que me quedó pendiente mientras espero a José. Probablemente esta es la etapa que más ha sufrido en estos últimos años pero sé que si soy disciplinada y programada, puedo calzar mis responsabilidades y balancear todo lo demás.

(algunas fotos de lo que he estado haciendo esta semana)

Trabajar desde casa y en casa, especialmente con hijos chicos, requiere de trucos y mañas, es un juego de roles, de amor infinito y mucha dedicación solamente para llegar a ese punto en el que disfrutas de todos ellos y de ti misma. xxx hot movies

¿Te ocurre algo similar? ¿Cómo haces para poder con todo y mantenerte fiel a ti misma? Cuéntamelo para saber que una vez más, estamos juntas en esto.