
Hemos recorrido un largo camino juntos y juntos hemos sobrevivido a lo que parecía ser un terremoto, un tsunami en nuestras vidas, un hito en la historia personal de cada mamá, una historia que se escribe con esa tinta que queda grabada solamente para ella, en su cuerpo y en su corazón.
Mi año y cinco meses de teta es mi batalla ganada y mi cuerpo lleva las heridas de guerra con toda la dignidad posible, me miro al espejo y aunque a veces no me reconozco -aún- sé que hice todo lo que pude y mi reflejo me muestra el resultado, la conclusión, esta nueva mujer soy luego de cerrar este primer capítulo en la vida de mi bebé. Y lo sobrevivimos.
¿Cómo? Con abrazos, con toneladas, cientos, millones de abrazos que nos damos cuando se cae, cuando busca consuelo, cuando necesita dormir. Nos abrazamos. Le damos rienda suelta al poder del abrazo. Hoy soy su almohada gigante y él se aferra a mi, a mi pecho, buscando calorcito para poder conciliar el sueño mientras me dice mami.
Ahora, mi amor, ahora nos abrazamos con una complicidad que hace que tus bracitos y los míos sean irremplazables y armamos un nuevo ritual de sueño que -mientras que aún es mi cama, vamos un cambio por vez- implica el intento de leer un libro, una canción que empiezo yo y continúas tu, un gracias infinito al cielo mientras te cuento que ya debes cerrar los ojos, que has tenido un día largo, recordamos todo lo lindo que has vivido hoy y nos despedimos de todo y de todos, porque ya debes cerrar los ojos, ya tienes que dormir, y nos abrazamos.
El final de la teta puso mi mundo de cabeza y fue tu pequeña madurez la que me lo hizo todo un poco más fácil, te adaptaste, entendiste que mamá necesitaba descansar y poco a poco, en cuestión de poquisímos días, poquísimos, estabas convirtiéndote en una nueva personita, más grande, que duerme deliciosamente por las noches y tiene mucho más apetito durante el día. Te has convertido en una personita, un pequeño ser humano más grande y con más independencia.
Y para dormir, para dormir entendiste que ahora tienes mis brazos y mis abrazos para contenerte, así que cuando nuestra rutina va terminando y tu vas cayendo rendido, tomaditos de la mano, abrazaditos, juntitos, vamos dejándonos ir mientras en el aire escribimos un nuevo capítulo de tu hermosa vida, con el amor más puso e infinito del mundo.
Ahora, mi bebé y yo, ahora…nos abrazamos.