No que los crops que sean nuevos en nuestros clósets, desde que la década de los 80’s cobrara vida hace un par de años, los crops -holgados y asimétricos- volvieron a nuestras vidas haciéndole honor a ese pedacito de panza que queríamos (o no) mostrar. Claro que al ser estos sueltitos, algunas los llevábamos con bvds por debajo porque tampoco tampoco, eso de mostrarle el ombligo al mundo no va con muchas de nosotras, sin embargo, creo que una forma u otra todas acogimos la tendencia con entusiasmo, tendencia que para esta primavera verano 2012, se renueva.
Y lo hace de una forma más adulta, ya no se trata de llevar un crop suelto de encaje con pantalones pitillo o leggings, wujuuu. No. Se trata de una suerte de bustiers llevados con faldas lápiz o en A de cintura súper alta (justo por encima del ombligo), combinarlos con shorts que quieren ser bermudas y pantalones también de cintura alta, completando el look incluso, con un blazer, lo que le da un toque más formal y menos chiquillada.
Distintas décadas y estampados, interpretaciones personales con la visión de cada marca, eso sí, todas ellas con un elemento en común, una pequeña franja de piel al aire. Por ejemplo, Dolce & Gabbana trabajó con frutas bajo una inspiración que tomó como partida la década de los 50’s. Bustiers, faldas y un ligero abrigo que expone al abdomen como un elemento pícaro -dentro de una colección ya bastante jugetona.


Con una paleta de colores que bailaba entre los pasteles y los cítricos, Preen creó una colección basada en piezas separadas, que mezclaba dosis de inocencia con un toque sofisticado. Estampados geométricos, líneas precisas y qué crees, cinco centímetros de panza.

Radicalmente opuesto, Emilio Pucci se volcó a la revolucionaria (al menos en términos de moda) década de los setentas rescatando a la gitana que todas llevamos dentro. Estamapados florales en maxi faldas se combinan con una corsetería de encaje que queda al descubierto. Ya, no hay cinco centímetros, si no contamos el encaje aquí hay como diez, sin embargo no hay ni un ombligo a la vista. Tengo que decirlo en voz alta, me gusta.

Volvemos a la década de los 50’s con Blumarine y su propuesta de mujer femenina y consiente de su cuerpo. La colección busca resaltar las curvas con siluetas sensuales y seductoras. Personalmente amo esta suerte de pequeños cardigans de bailarina, creo que voy a desempolvar los míos aunque dudo que me queden, no, mejor los dejo en su sitio. Pero volviendo al tema, qué tiene en común esto con mujeres italianas vestidas con pimientos, diseños pasteles y geométricos y una gipsy bohemia? Unos centímetros libres de piel entre el top y la falda. Repito, todo es bien arriba, nada de ombligos ni caderas al aire, eso dejémoslo atrás en los 90’s que al menos por ahora, no va más.

Donatella Versace las describe como sirenas que en lugar de tener escamas, se decantan por tachas doradas. Elegantes pero atrevida, como toda mujer Versace, en esta colección proliferaron los crops bien pequeños con muchas faldas y shorts de cintura muy pero muy alta. Nada de ombligos, sólo cinco centímetros de piel aire.

Y yo me confieso fan de esta tendencia. Sí, lo digo en voz alta y no me arrepiento. Es más, la voy a poner en práctica próximamente -solo tengo que encontrar ahora uno de esos tops- porque tiene algo de travieso y sexy que me fascina, sin perder nada de elegancia. Me gusta.