Encontrábame yo este domingo por la tarde, más exhausta que 20 luego de caminar por todo el Jockey Plaza viendo qué le mandamos de ropita a bebé Andreas, sentada cual papa en mi siempre buen sillón (hundido) de mi salita de ver tele (sí, eso de la tele en mi cuarto no me gusta), semi aburrida, con desasosiego a la vena, un grano más grande que una naranja estampado en mi cachete, sin nada que ver en la tele, con un libro que no me llamaba en ese momento, mi oso de peluche en mi mano izquieda, mi celular esperando no se qué en la mano derecha, mirando el techo, pensando si ser o simplemente no ser -a estas alturas del partida ya no se bien la diferencia-, cuando en eso se asoma un cólico. Era oficial, mi SPM estaba atacando la inmensidad de mi ser (bueno, no tan inmenso pero sí completito).

Ni modo, antes que cunda el pánico y aprovechando estas épocas no festivas pero con licencia para comer (y matar), me fui rapidito a la bodega de la esquina a comprar un chocolate Sniker. El grande. No un sample size ni un fun size ni muestras médicas ni que ocho cuartos, esas son niñadas, yo quería bien macha el grande, el de cuchumil calorías que equivalen a tus 5 comidas diarias y que si abusas, se te va al poto. Ese mismo.

Demás está decir que tuve que contener la respiración para no devorarmelo en ese mismo momento, si no hacer la gringada de sentarme en mi sillón, chapar alguna película lloronasa y comer mi chocolate. Lo terminé en dos patadas.

Como a la media hora, decidida que es mi SPM, que es mi vida y que es mi cuerpo y que si engordo, ni modo, luego adelgazaré, me fui nuevamente a la bodega y me compré un paquete de mini-Morochas (que deberían vender en bolsas gigantes y no sólo en tamaño personal, como los Doritos). Me encantan las mini-Morochas. Me encanta metérmelas a la boca de 20 en 20. No me empalago, no me canso.

Vale decir que a estas alturas del partido y como suele suceder cada mes, ya había soltado mis buenas lagrimas y si me dabas pie, me mandaba una llorona de Padre y Señor mío, por eso de vez en cuando siempre es bueno no hacerme mucho caso.

En fin, cólico 2, cólico 3. Llegó la hora de regresar también por tercera vez a la bodega, y así lo hice. Tenía -para mi seguridad mental y en pro de no fomentar la celulitis- solamente un sol en mi mano.

-Yo: mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm, qué me compro, qué me compro, qué compro????

-Bodeguero: Amiga, otra vez?

-Yo: Sí, es que quiero algo, pero no se qué.

-Bodeguero: Amiga, amiga, qué pasa amiga? Estas con ansiedad? Te noto muy ansiosa…

(Nota mental: hace ya mas de dos años dejé de ir a terapia, so WTF???)

-Yo: Tu creeeeeeeeeeees??? Naaaaaa, son ideas tuyas, es solo que estoy medio aburrida y nada más (con ganas de estrangularte, nada más).

-Bodeguero: Pero amiga, ya no comas más dulces, no te vayas a engordar amiga.

-Yo: Naaaaaaa (#*!?), a ver, dame unnnnnnnnnnnn

-Bodeguero: Amiga, pero por qué no te vas al cine? Llama a una amiga, llama a tu enamorado…Ya sé! Anda a Wong y compra entradas para el show de Carlos Alcantara, me han dicho que está muy bueno! O anda a Polvos Rosados y compra una película, lee algo, no sé, sal de tu casa!

-Yo, a punto de estamparle un puñete, romper en lagrimas, robarle todas las galletas que entren entre mis manos y salir corriendo, le dije muy dignamente: No te preocupes por mi, yo estoy bien, solo dame un Alfajor (de esos arequipeños que venden sólo en bodegas y ambulantes y son buenasos, la chanchada en su máxima expresión).

-Bodeguero: Bueno amiga, si quieres te doy uno, pero ya sabes, anda al teatro, esa me parece una muy buena idea.

Ya. A lo largo de nuestras vidas, las mujeres tenemos muchas formas de terapia buscada o no buscada. Desde un psicólogo/psquiatra hasta las amigas, las mamis, las peluquerías, el shopping, etc, etc, etc…, pero desde cuando los bodegueros??? Eso ya es simplemente too much.

Consejo: Nunca le des un consejo a una mujer cuando está con SPM o en sus días D, busca las pistas como los granos, la ansiedad o los ojos vidriosos, y es mejor que no te metas, créeme, puedes morir.

Publicado por Serendipity a las 7:19 | 14 Dimes y Dirés »