Yo sigo en pijama, leyendo un libro pero en realidad, y como nunca, me provoca ver tele pero no se por qué no hay cable. Tengo la cara llena de costras -sí, mi dermatólogo aplicó helio y electricidad en cuanta mancha o lunar consideró necesario, pero yo rescaté unos cuantos lunares de los que en verdad, jamás me quiero deshacer-. Además de tener 6 puntos en la línea del bikini por el quiste que me sacaron, estoy pal gato.

Mientras leo y pienso que en verdad quiero ver televisión, me dan vuelta las mil cosas que se me vienen esta semana. La inauguración del FlashMode, el desfile de Claudia Jiménez y la clausura del FlashMode, además que debo entregar un articulo a una revista -el cual aún no empiezo y la verdad es que no tengo idea de por donde empezar, chanfle- y una charla que debo dar, y que tampoco se por dónde empezar mi presentación, necesito esa patadita, ese kick of, necesito encaminar mis ideas, pero me veo como la chilindrina, con la cara llena de costras que parecen lunares inmensos, y tengo miedo de moverme mucho porque mis puntos aún están frescos, y quiero ver tele pero no hay cable así que mejor leo. ¿Podré salir con esta cara al mundo? ¿Debo salir con esta cara al mundo? Ya hoy no iré a la fiesta de Caretas porque así, recién salida de manos de mi dermatólogo no puedo ir a ni a la esquina, pero no puedo huir mucho más de las responsabilidades de esta semana.

Debo ordenar mis ideas para el artículo y mi presentación. Tengo que ir a 3 “eventos sociales” -por cursi que suene- y creo que a lo Samantha, buscaré un lindo sombrerito con un velo por delante. No quiero espantar a nadie. ¿Te dije que parezco la chilindrina?. Pero con un velo en la cara voy a llamar aún más la atención. ¿Y si me pongo lentes oscuros? Al menos nadie descubrirá mi mirada horrorizada ante la innegable verdad que debo salir al mundo con la cara llena de costras, aunque mi mami dice que no se me ve TAN mal, pero, es mi mami.

Y quiero un chocolate. Pero hace dos noches comí KFC, anoche comí pizza, si sigo comiendo no solo estaré con la cara magullada si no que además andaré cachetona y convertida en un tanquecito y luego mis lectores me van a decir, “Seren, me parece o estas más cachetona???” .

Pero mientras pienso en todo esto sigo leyendo y pensando en que quiero ver tele y en que tengo que escribir, presentarme y sonreír a la vida en mis salidas nocturnas. ¿Qué me pongo?. Sin embargo, a donde quiero llegar, es que sobre todos esos pensamientos la gran constante es que trato de adivinar por qué siempre saco a relucir que tengo 32 años???

El hombre que arregla el cable acaba de entrar a mi casa. En mi tele volvió el cable, pero en la tele de mis papás que tiene el decodificador de no se qué, no….El señor del cabe está demasiado gordo y con cara de cansado, pero debe arreglar el cable antes que llegue mi papá de Wong y chille por no poder sus deportes un sábado por la tarde.

Yo ya estoy viendo a Federer, que le va ganando Roddick, amo a Federer y a mis 32 años he descubierto un gusto por el tenis que no tenía a mis 20’s.

Volviendo al tema, ¿por qué siempre le grito al mundo que tengo 32? Siempre digo… es que a mi edad, o cuando uno pasa los 20’s, cuando empiezas a recorrer la tercera década, etc, etc, etc….tengo muchas respuestas en mi mente pero creo que voy a pensarlas un poco más antes de gritarlas.