• El fin de semana fui, por primera vez en mi vida, al cine a ver una pela de terror, El Rito con Antony Hopkins y debo decir que estoy muy orgullosa de mi, aguanté como macha, solo le clavé las uñas unas 2 veces a mi galán pero eso sí, le apreté bastante la mano. Me perdí tan solo unas cuantos segundos de película cuando la cosa se ponía crítica y el miedito me mataba, pero en serio, nada para morirse. Y pese a que odio las películas de terror y no las resisto -sí, soy una chiva totaaaaal-, esa noche dormí solita en mi cama y no pasé a la de bebé Andreas.
• Choqué mi carro. Yo choqué, oh sí, nada que me chocaron, por segunda vez en casi 15 años choqué. Gracias a Dios no pasó nada y mi carro fue el único que pagó pato, y mi bolsillo también claro está.
• Fui a la playa toooodo el fin de semana, deli. Estoy negra maaaal.
• Me han invitado a un Spa mañana, ya les contaré que tratamientos me hice porque los que más interesan son los del rostro y me han pasado el dato de una consturera nueva, ni bien los pruebe les paso los datos.
• Se ve viene el matri de mi mejor amiga y no tengo ni la más mínima idea de qué hacerme, porque todos esperan algo WOW de mi y eso asusta, y porque tengo 1,333 tendencias en la cabeza y no quiero seguir ninguna. May.
• Pero más que nunca tengo pecas en la espalda. May. Otra vez.

A lo largo de toooooooodos los años que lleva este, su amable blog, decirles que busquen y amen sus virtudes y olviden sus defectos ha sido una constante. A lo largo de tooooooodos los años que estuve en terapia -tratando de salir de una depresión y aprendiendo a aceptar tal y como soy- nunca conseguí tal cosa.

Si algo he aprendido acá, con ustedes, es justamente a eso (y no me costó plata). 4 años después, creo que estoy en la capacida de decir que tal cosa en mi, es bonita. Claro, hay muchas otras que no pero esas ya pasaron a segundo plano. Tampoco les voy a decir que la cosa viene facil y que para ver todo lo bonito en mi en “buen estado” (los años señora, los años) hay que ponerse doblemente ladilla y cuidarse y mantenerse. Ejercicios (que no hago mi Pilates hace un mes y eso ya me tiene maaaal), masajes, agua, cuidado con la dieta, eta, etc, etc…y es que nada viene gratis, y lo que viene gratis se acaba rápido.

No se si algo de lo que he escrito tiene sentido, espero que si. La cosa es esta. La semana pasada mi galán me tomó esta foto y decidí que:

• Que a mi 32, mis piernas están mejor que a los 25. Tengo menos celulitis y están tonificadas.
• Que me gusta mi espalda

Creanme que estoy china de la risa con este descubrimiento y muy orgullosa también. Si alguien me lo hubiera dicho hace 5 años, mi respuesta habría sido, naaaaaaaaaaaa. Pero ya aprendí. Aprendí que tengo tantas cosas buenas como malas, pero a las malas ni las miro. Aprendí que sí se puede. Que todo depende de ti. Que cómo lleves tu vida y tu cuerpo no es más que el resultado de las ganas, de la constancia, del empeño que le pongas a las cosas y no rendirte así como así. Y me gusta.

Me confieso multitasking. Puedo hacer muchas cosas a la vez sin morir en el intento y estoy orgullosa de ello.

Sin embargo, el arte de mandar mensajes de texto en un celular con touchscreen (esos en los que tienes que poner la yema del dedo para que funcione) mientras bajas escaleras en taco 12, no es para mi. Me caí y me torcí el tobillo. Ya no pude ir a Asia al desfile de Tustor y me la pasé toooodo el día con flats (lo que se me hace sumamente yuca cuando soy de las que AMA sus tacos). Pero eso sí, me vestí de coral, haciéndole honor a esta nueva obsesión (pero se veía taaaaaaaaan bien con mis tacones de animal print!!!).

Qué rara me veo así!!!

La verdad es que no soy asidua de las peluquerías. Tengo amigas que sí, que van por reacondicionamientos y manos y pies y cepillados y cosas tooodo el tiempo. Yo soy asidua de Charito, la mini pelu de la esquina de mi casa que me deja lacia en 12 minutos a 12 soles. Un hit.

Pero desde hace un tiempo, muy a parte de si me hacía mechas o iluminación o qué se yo, me tengo que pintar las canas. Porque cuando cumplí 30 me salieron unas cuantas varias y recias al lado izquierdo de la cabeza, así que ahora una vez al mes o cada 6 semanas tengo que ir de forma religiosa a teñirme el pelo, pero claro, estoy en una época en la que me gusta mi color natural y así lo tiño, con mi color de siempre. No ando como otra veces con rubios ni rojizos, ni tampoco oscureciéndomelo como suelo hacer en invierno.

La cosa es que hoy mi pelo pedía chepis a grito pelado y fui a Bamboo, con Victor quien me atiende desde hace ya más de un año, y estaba en plena espera de mis 40 minutos de tinte (te dije que mis canas son rebeldes?) cuando me dice que por qué no me depilo las cejas con un profesional, que mi metida de pinzas de cuando en vez me han hecho (y era cierto) un soberano hueco y que así como mi pelo, las pobres pedían ayuda a gritos.

La hermana de Victor también trabaja en Bamboo, ella ha estudiado en Argentina y la verdad es que es SUPER capa y sabe hacer la depilación con hilo. ¡Auch! Porque sí, porque no te voy a decir que no duele y que depilarte las cejas es como comer un helado de Laritza, nooooooo, el asunto duele especialmente cuando se acerca a los lados (hacia las orejas) donde la piel es más sensible. Victor me decía que me aguante como macha, que deje de chillar porque el resultado me iba a fascinar.

Yo, mujer de poca Fe, le dije yayayaya, lo mire y ni modo, que siga no más pues, no? Y era CIERTO. Esta depilada profesional me ha venido de lujo. Mis cejas están iguales, limpias y bien definidas, por ende mi ojo que es medio caído se ve más levantado y mi párpado más amplio. Un verdadero éxito la cuestión.

Ahorita no tengo foto de mis ojos, espero fotografiar al detalle el fin de semana, a ver si ustedes también se animan! Porque mis chicas, ahora tengo cejas nuevas. Oh sí. Y si soy feliz.

Update:
Peluquería Bambú (no Bamboo como puse arriba) en el CC. El Polo (telef. 435-9888).
Mi pelo lo hace Victor y las cejas (s/.30.00) su hermana María Jesús.