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6 de Septiembre del 2013

Sexy Strut. De esas cosas que se ven una vez cada 10 años. MBFW - The Art Insititute of New York City

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The Art Institute of New York presenta todos los años una selección de sus mejores estudiantes bajo el concepto de que ellos serán los siguientes dictadores de la moda en el mundo -y es que realmente la moda es una dictadura. Como cualquier otro año, no esperaba mucho de este desfile más que apreciar diferentes elementos de diseño que me enriquecen pues los ves en bruto y te permite sintetizar colecciones más grandes y potentes. La invitación estaba hecha y estaba en cola para mi respectivo check in y poder ir a sentarme cómodamente en el que es uno de los desfiles más largos de todo el FW. La cola empezó a avanzar, la sala iluminada del intimidante rojo del isotipo del instituto. Las familias de los alumnos iban llegando y, lamentablemente, ningún editor de moda conocido ocupaba la primera fila. Nada me preparaba para lo que estaba apunto de ver.

A mi lado, una de las profesoras del centro me pedía ayuda con la configuración de la cámara de su celular pues parecía no enfocar bien. Sin más ni más, el salón se apagó y se retiró el plástico que protege la pasarela. La música empezó y las luces hicieron su reaparición dejándonos a todos en las tribunas en tinieblas. Intentaba leer la conceptualización y la base de diseño de cada uno de los participantes. Cada look que se lanzaba sobre el runway era más predecible que el anterior. Volúmenes, algodones, tejidos a croché, cueros mezclados con lino, la experimentación propia de un diseñador en formación. Por ahí una propuesta muy latinoamericana llamó mi atención, una diseñadora de República Dominicana había utilizado las tribus, tanto para algunos patrones como para materiales, así las siluetas iban convirtiéndose en túnicas para dar pase a amarres extraños. Luego vendría una propuesta acompañada por charangos rotos, un concepto que trasmitía dolor y desesperación. Mientras tanto nosotros seguíamos tratando de enfocar la cámara del celular y tomando apuntes de cuando en cuando.

 

Así llegó Daniel Jennings con una propuesta realmente retorcida. Cada prenda era colocada de una manera no natural, el espíritu de la colección se entendía perfectamente, prendas oversized , pantalones palazo, blusas voluminosas en el torso, una reinterpretación del crop me atrevería a decir. Y para su espectacular cierre, un abrigo extravagantemente oversized con un estilismo en layers, un pantalón ancho sujetado por un cinturón, un top bombacho, un blazer sobre él y todo debajo de este magníficamente trabajado abrigo en un tafetán entre dorado y bronce. Era doloroso ver a la mujer caminar con tanto peso encima (aunque realmente las prendas no hayan pesado nada) se entendía la idea sobre la cual giraba la colección.

Bueno -pensé- un diseñador con un futuro prometedor, ya estaba listo para agarrar mis cosas y salir de la sala cuando la música cambió. Las luces iluminaron la pasarela de nuevo y el ritmo denso y lento de la alta costura se apoderó de la sala. Una gigantesca pluma de faisán hizo su ingreso sobre una especie de turbante, unos capris negros y una blusa llena de volumen con una especie de peplúm formado por un amarre a la cintura captaron mi mirada en un segundo, Michael Doyle tenía toda mi atención. Poco a poco las prendas nos trasladaban a un victoriano barroco con un toque gótico. Una fascinación por lo oscuro, lo prohibido, por el exceso, pero por ese exceso que sobrepasa el equilibrio dentro del propio exceso; cuellos altos y en blondas, cuervos y faisanes se mezclaban en una armoniosa danza alrededor de sombreros, tocados con plumas aún más largas y lenguas que se enredaban entre ellas. Faldas princesa en tules negros y asimétricas, mangas acampanadas, trenzas debajo de todo el caos. No se necesitó más de 4, CUATRO colores, para trasmitir toda la potencia de una idea bien trabajada. Era claramente una pasarela de alta costura, el detalle del diseño (no por aplicaciones ni bordados ni nada de esas cosas) sino relacionado a la ubicación temporal, a la extracción y mezcla de elementos de estilos tan diferentes para crear piezas de arte. Este tipo de talento no se ve todos los días, este tipo de amor por el volumen, de entendimiento del espacio y la proporción, este dominio de etapas, de capas, de cortes, esta violación a las formas básicas. Simplemente fenomenal. La colección me dejó reflexionando y queriendo ver más del joven genio. Y es que sencillamente sus armados eran arquitectónicos, lograban un balance perfecto en donde no había nada faltando ni sobrando y esto viene de su background como carpintero y su domino de los planos de mobiliario. El diseño en todas su formas se mezcla para crear la figura perfecta. En su talento se nota la huella de McQueen y Viktor&Rolf, según lo que pude leer, para Doyle “Fashion is theatre”. Cuando los estudiantes desfilaron junto a sus modelos, Michael recibió un standing ovation, y no era para menos. Fui uno de los primeros en dejar todas mis notas de lado y pararme a aplaudir al que seguramente será una de las próximas grandes mentes en esta industria. Esto ha sido -sin duda- lo más gratificante de mi viaje. Doyle <3! ja

 

Breathtaking.

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Publicado por NicolasRK a las 01:21 pm
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